Experiencia en Bali: Eva y Alberto comparten sus sensaciones
Eva nos explica cómo fueron las dos semanas que estuvieron en el centro:
«Mi experiencia ha sido fantástica en todos los sentidos. Poder colaborar con el proyecto educativo intensamente y hacer clases para ellos hace que sientas que tu ayuda es útil de verdad, porque estás implicado y colaborando activamente cada día.
Eva con otras voluntarias y niñxs del centro en un taller |
La cooperación en el centro empezaba con la preparación diaria de las clases. Preparábamos la teoría, ejercicios prácticos, juegos para practicar lo aprendido y definíamos la dinámica de las clases asiganadas. A las 12h00 empezaban a llegar los primeros niños al centro, les atendíamos y jugábamos con ellos hasta que llegaba la hora de hacer clase.
Las clases las empezábamos a las 13h00 o a las 14h00, dependiendo del día de la semana y grupo asignado; eran 2 clases por día; y algún día puntual tres clases si necesitaban ayuda las profesoras asignadas, porque el grupo era muy numerosa o la clase lo requería.
Los miércoles y sábados hacíamos actividades especiales para potenciar su creatividad y que lo pasaran bien. Hicimos toda clase de manualidades propuestas por nosotros y fue estupendo: hicimos pulseras, minions con material reciclado, máscaras de cartulina, juegos…sin duda el mejor momento con los niños, lo pasaban genial y estaban muy motivados.
Lo mejor han sido ellos, los niños. Desde el primer momento, con sus sonrisas y sus gestos, sinceros y honestos. Fueron abriéndose poquito a poco, cogiendo confianza y dándonos cada vez un poco más. Les gustaba pasar tiempo con nosotros, venían incluso antes de las clases…necesitaban atención y cariño, un gesto y a cambio una sonrisa y una mirada que no voy a olvidar…tener la oportunidad de darles un poquito de ti es muy especial. Gracias a ellos entiendes porqué vale la pena este viaje.»
Alberto con los peques en un taller de manualidades |
Eva y Alberto, Viaje Solidario en centro educativo (Bali), enero 2016