
La experiencia de Andrea durante 3 semanas en Kenia
Dicen que cuando te marchas de Kenia un pedacito de ti se queda allí, que una sensación de tristeza te acompaña dejando este lugar y que las sonrisas que ves se quedan grabadas en la retina de por vida.
En un inicio, antes del viaje, te puede acompañar el miedo y la incertidumbre hacia lo desconocido, también un inesperado cúmulo de emociones desconocidas porque vamos a un lugar con una realidad totalmente distinta, con unas vivencias diferentes y con una forma de ver la vida muy diferente a la que estamos acostumbrados/as.
Andrea colaboró durante tres semanas, junto con tres compañeras, en dos centros de Kenia. La primera semana en Nairobi y las otras dos en el centro de acogida en Malindi, en la costa ¿Quieres descubrir cómo vivió la experiencia?
¿Por qué decidiste hacer un viaje solidario? ¿Cómo fue tu primera impresión de la llegada a Kenia?
El verano anterior de realizar el voluntariado en Kenia hice uno en Bangkok, por esta razón quise repetir la experiencia, pero esta vez en África ya que tienen una cultura completamente diferente a la asiática.
Después de un viaje bastante largo, la primera impresión al llegar a Nairobi fue de miedo, no os voy a mentir. Tenía miedo de no conectar de los peques, de no vivir esta experiencia al 100%. Ese miedo se intensificó ya que era de noche y la zona del orfanato de Nairobi no tenía nada que ver con todo lo que yo había visto a lo largo de mi vida. Pero ese miedo se esfumó en un segundo en cuanto entramos por la puerta del orfanato y Maria nos recibió con una sonrisa. Al día siguiente ya no quedaba nada de ese miedo, y mucho menos cuando conocimos a los niños que estaban en el patio jugando con una sonrisa de oreja a oreja.
¿Cómo era tu día a día, en términos generales? ¿Qué tal era tu relación con los compañeros/as de allí? ¿Y con los niños y niñas?
Pasé tres semanas en Kenia junto con tres compañeras más. La primera en el orfanato de Nairobi y las otras dos en el centro de acogida en Malindi, en la costa. En el orfanato de Nairobi ayudábamos a las empleadas del orfanato con los niños/as más pequeños/as ya que los mayores iban al colegio. Dos de mis compañeras estaban con los peques de más de un año, a los que les dejaban libertad para hacer libres sus tareas y almorzar. Mi otra compañera estaba con los más pequeñitos, a los cuales les tenía que dar la leche y jugar con ellos. Los niños con los que yo estaba tenían entre 6 y 9 meses aproximadamente. Mi día a día, junto con las aunties (las mujeres que trabajan en los orfanatos) era, darles de comer, cambiarles los pañales y jugar con ellos. Esto se repetía normalmente unas tres veces al día y la mejor parte del día sin duda era cuando podíamos jugar y bajarles al patio para que les diera un poco de sol.
En Malindi, los niños/as eran más mayores y todos iban al colegio, y nos pidieron apoyar a las profesoras en las clases. El colegio al que íbamos tenía tres clases, a mí me tocó con los más mayores. Con ellos aprendí muchísimo. Tengo que agradecerles toda mi experiencia en Kenia, porque eran maravillosos. Después del día en el cole, que consistía en ayudarles lo máximo posible con el inglés, jugar con ellos, etc, llegábamos al orfanato y cada uno/a tenía que realizar sus tareas, la mayoría de los días les ayudábamos. Después de cenar, cada uno tenía que hacer las tareas del cole que tenían pendientes, en mi caso estuve ayudando a los más mayores.
Mi relación, con los compañeros/as del orfanato como con los niños/as, fue preciosa, era imposible tener una relación mala con ellos ya que son súper alegres y querían compartir el máximo tiempo contigo.

Peque del orfanato de Malindi
Cuéntanos lo que más te ha gustado de tu colaboración en el proyecto, la anécdota más graciosa, el momento más intenso…
De verdad que nunca imaginé tener ganas de levantarme a las seis de la mañana porque me esperaba un día entero con los niños en el cole, lleno de risas y de nuevas emociones todos los días. Por eso, lo que más me gustó, era el tiempo con los niños/as y su entrega con la que hacían todo.
Tengo que reconocer que pasamos muchos momentos intensos y duros, como cuando los niños nos preguntaban si teníamos padres o cuando nos contaban la realidad de muchas de las niñas que vivían en Malindi.
El momento más duro fue la despedida, porque notaba que algo de mi se quedaba allí y que la felicidad que había sentido en esas dos semanas no se iba a poder comparar con ninguna otra cosa. Pensaba en lo mucho que iba a echarles de menos, a sus sonrisas constantes.
Entre los recuerdos que más destaco de mi experiencia, es el momento en el que llegamos a Malindi y todos los niños/as del orfanato nos cantaron y nos bailaron sin apenas conocernos, fue precioso. Otra cosa única, era que para ellos/as ya éramos parte de la familia, eso nos hacía sentirnos muy cómodas.
En general, cada día era diferente al anterior, y eso era lo que hacía que fuera muy emocionante.

Jugando con los peques en el orfanato
Además de tu colaboración, ¿has podido hacer un poco de turismo? ¿Dónde fuiste? ¿Qué es lo que más te gustó?
Cuando estuvimos en Nairobi realmente no hicimos mucho turismo, ya que estábamos allí una semana solo y queríamos aprovecharla al máximo con los niños.
El fin de semana nos fuimos a Mombasa, en concreto a Diani Beach, una de las playas más bonitas de la zona, ideal para pasar un fin de semana. Durante esos días solo pensábamos en que llegara el domingo ya para poder a ver a los peques otra vez.
Una vez terminamos el voluntariado, una amiga y yo hicimos un safari de tres noches y cuatro días en Maasai Mara, lo recomendados 100% porque pudimos ver animales en su hábitat natural y conectamos con gente local maravillosa que nos descubrió otra cara del país.
Desde mi punto de vista, recomiendo hacer un safari (o visitar el país) antes de comenzar el voluntariado, ya que como he comentado anteriormente, nos arrepentimos de no haber apoyado esos días en el proyecto.
Cuéntanos algunas cosas que aprendieses de su cultura.
Tienen una cultura muy diferente, ya que valoran mucho más las cosas y no es una sociedad para nada consumista, como en el caso de la española. Son muy muy religiosos, rezaban unas 20 veces al día y eran muy agradecidos con cada cosa que tenían. También, se notaba mucho la falta de recursos, sobre todo económicos, cuando íbamos al mercado los peques nos perseguían para que les compráramos algo, era una situación bastante delicada. Pero sin duda lo que más nos impactó en comparación con nuestra cultura, es el poco valor que, por lo general, se le dan a la vida de la mujeres, ya que conocí muchos casos de padres que vendían a sus hijas con tan solo 13 años a cambio de un par de vacas.

Después de la escuela niños y niñas
Tras el viaje… ¿Crees que hay cosas que han cambiado en tu idea del país o de ver algunos aspectos de la vida?
Creo que de forma inconsciente, esta experiencia ha cambiado un montón mi día a día, nos enseñaron a valorar hasta un simple grano de arroz, literalmente. Ahora, siempre que tengo un mal día o me pasa algo “malo”, pienso que los peques eran felices con cualquier cosa, así que cada día agradezco la suerte de tenerlo todo y evito quejarme por tonterías, valorando cada momento.
¿Recomendarías este tipo de viajes? ¿Por qué?
Recomendaría hacer un viaje solidario 100% ya que, realmente llegas a conocer la cultura desde un punto de vista mucho más amplio y valoras todo lo relacionado con el país, porque entiendes mejor lo que hay detrás de cada persona. Además, lo aconsejo puesto que, te ayuda mucho a conocerte a ti mismo y a ser mucho más empático/a con los demás.
¿Qué consejos le darías a alguien que va a realizar este tipo de viaje por primera vez?
A nivel práctico le diría que no se obsesione mucho con los bichos, ya que hay muchos y muy grandes, pero que tampoco hay que darle mucha importancia. También diría que no se llevasen ropa que tenga mucho valor, ya que es bastante probable que se te manche o se te rompa.
A nivel personal le diría que vaya con la mente abierta y con todas las ganas del mundo de exprimir esa experiencia al 100%. Que se deje llevar y que ponga muchísimo esfuerzo en todo lo que haga cada día, porque la recompensa va a ser enorme. Que le de la oportunidad a todos los niños y niñas, porque muchos de ellos/as no vienen de entornos fáciles y por eso a veces son más callados, pero tienen las mismas ganas de los demás de pasárselo bien y de que les dediques un poco de tiempo al día.